Miedo al olvido by Sharon Kendrick

Miedo al olvido by Sharon Kendrick

autor:Sharon Kendrick
La lengua: spa
Format: epub
editor: Harlequin, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
publicado: 2017-07-06T07:14:32+00:00


Kiloran observó al hombre que dormía a su lado. El embozo le llegaba a las caderas, dejando desnudo el torso mientras su pecho subía y bajaba al ritmo de la profunda respiración, durmiendo muy relajado. Observó su rostro. Las pestañas formaban dos arcos perfectos, descansando sobre los rasgos esculturales. Los labios estaban entreabiertos, como rogando un beso.

Pero no se inclinó para besarlos. Después de lo que habían compartido aquel parecía un gesto demasiado íntimo. Un mechón de pelo caía sobre su frente. Kiloran deseó apartarlo y enroscárselo en el dedo. Pero tampoco lo hizo.

Sabía las cosas más importantes acerca de él: que era inteligente, dinámico, un luchador. Que conducía un deportivo plateado y que vivía en Londres, y que había experimentado la traición y la pérdida en su juventud, lo cual explicaba quizá que no se hubiera comprometido. Sí, conocía lo más importante de él, pero no los detalles. Como por ejemplo si detestaba que lo despertaran o si tomaba té por las mañanas…

Sus ojos grises se abrieron lentamente, sonriendo, y Adam dibujó con un dedo las curvas de su cuerpo desnudo.

–Ha sido alucinante, Kiloran –comentó él reflexivo. De pronto ella se avergonzó. Era como si la estuviera evaluando. Él alzó su rostro con el dedo–. ¿No te parece?

–Sabes que sí.

–¿Pero lo lamentas?

–¿Y por qué habría de lamentarlo? –preguntó ella tensa.

–Porque pareces un poco… nerviosa, creo.

Lo estaba. Había tomado por amante a un hombre que no podía ser más que eso: su amante. Un hombre apasionado, de mirada dura, que lo prometía todo y no prometía nada. ¿Estaba destinada a que le rompiera el corazón?, ¿no hubiera debido pensarlo mejor, antes de permitir que él borrara todas sus dudas con un beso? Pero la pasión era una emoción caprichosa y extraña, imposible de gobernar, no sujeta a normas. Además, era demasiado tarde.

–¿Lo crees?

–Sabes que es cierto… y ahora borra esa expresión de tu rostro y ven aquí –contestó Adam.

Adam la agarró y atrajo su cabeza hacia sí para besarla. Los cabellos de Kiloran caían revueltos sobre su pecho. De pronto ella recordó que había estado inmediatamente antes en los establos.

–¡Debo de estar espantosa! –comentó apartando la cabeza.

–Estás preciosa.

–¡Mentiroso!

–Yo no miento jamás –aseguró él.

–¿Huelo a caballo?

–Mmm… –murmuró Adam oliendo su cuello– un poco.

–¿Por qué no me lo habías dicho?

–Por si quieres saberlo, me excita.

–Podía haber tomado una ducha –comentó Kiloran con voz trémula, sintiéndose nuevamente deseada, ante la mirada de Adam.

–No había tiempo –dijo él sosteniendo su mirada–. Pero podemos tomar una ahora, si quieres.

–Está bien –accedió Kiloran sintiendo que él volvía a excitarse contra su vientre, y deslizando un brazo por su cintura.

–Y luego puedes demostrarme tus habilidades culinarias. Después, podemos volver a hacer el amor –continuó Adam comenzando a acariciar un pezón, que despertó de pronto a la vida–. Y coordinar nuestras agendas.

–¿Coordinar nuestras agendas? –repitió Kiloran dejando de acariciar su espalda.

–Quiero saber cuándo volveré a verte –explicó Adam.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.